Una vez más regresa la bestia, la abominación, el anticristo de la televisión peruana, Michelle Alexander con su milésima historia de la provinciana pobre e ignorante que se enamora del chico blanco educado y con plata (full racismo en la mente de esta señora que no puede concebir un universo posible en el que los doorpeople tengamos dinero y educación), solo que en esta ocasión le echa un nuevo ingrediente a la vieja fórmula: el incesto. Y Machu Picchu. De hecho, así se debería llamar esta novela: "Incesto en Machu Picchu". Así si la vería.
Bueno, les voy a arruinar el final: ellos dos no son hermanos. Punto. Sería genial que lo fueran, sería realmente transgresor para nuestra pacata sociedad, sería verdaderamente un "valiente amor", pero todos sabemos que no va a pasar, el chico va a descubrir que es adoptado o que su madre le puso el cuerno a su padre, y así tendremos un bonito final feliz con los dos protagonistas caminando de la mano hacia el horizonte.
Listo, les he ahorrado unos setenta capítulos, setenta horas de sus vidas.
No hace falta que me den las gracias.
Listo, les he ahorrado unos setenta capítulos, setenta horas de sus vidas.
No hace falta que me den las gracias.
Por cierto, parece que el incesto está muy de moda en América Televisión, porque pronto también van a lanzar "Lucas", otra novela con otra relación entre posibles hermanos:
Gracias.
ResponderEliminarNo digas "de nada"