American Horror Story: Roanoke [Capítulo 8]


Continúa la larga noche de pesadilla en Roanoke. Shelby y Dominic intentan escapar por el túnel pero toda la familia Chen se les interpone. Y no solo ellos, también las enfermeras, el hombre cabeza de cerdo, los peregrinos... no les queda otra alternativa más que volver a donde empezaron, a esconderse en el baño. Una vez ahí, exhausta, con el pie roto y cargando el pesado recuerdo de haber matado a Matt, el amor de su vida, Shelby decide cortarse el cuello ella misma.


De vuelta en la casa de los Polk, Lee comienza a ser destajada viva por el miembro más inútil de la familia, Jether (interpretado por un irreconocible Finn Wittrock), a quien, entre corte y corte, logra seducir y engañar para que le suelde las manos e inmediatamente proceder a reducirlo con la famosa llave "mata león" y rematarlo con una puñalada en el cuello.


Del otro lado de la casa, Audrey y Monet se encuentran en una situación similar, atadas a las sillas mientras que dos Polks les reclaman por lo poco verídica que fue su serie. Y es aquí cuando se nos explica por fin lo de la lluvia de dientes. Resulta que la dentadura es la única parte del cuerpo humano que no se quema, por eso los Polks iban encontrando los dientes de los cientos de sacrificados a lo largo de los años y los usaban como collares, pues creían que de esa manera ellos tampoco serían quemados.

Pero la familia caníbal no ha tenido una lluvia de dientes desde hace años, así que deciden sacarle unos cuantos a Monet, y las cosas les salen mal, ella rompe la silla y huye del lugar dejando atrás a Audrey con la promesa de volver. 


Quien si vuelve es Lee, que estando toda herida y llena de agujeros, logra noquear a la matricarca de un solo golpe y rescatar a Audrey. Y así, cojeando y a duras penas, ambas mujeres regresan a la vieja casona, solo para darse cuenta de que Shelby y Matt están muertos. Dominic, todavía escondido en el baño, trata de explicarles lo ocurrido, pero ellas no le creen que él no tenga nada que ver con esas muertes y lo echan de vuelta a las escaleras, donde rápidamente encuentra la muerte a manos del hombre cerdo.


Llega el amanecer y ambas mujeres están listas para irse. Pero no tan pronto. Lee cometió el terrible error de confesar que ELLA SÍ MATÓ al padre de su hija, y eso estaba grabado en la cámara de Jether, por lo que convence a Audrey de regresar al matadero. Y ya están saliendo de la casa cuando, en la sorpresa final, se encuentran a otro hombre cerdo, que resulta ser en realidad Dylan, el actor que interpretaba a la hija de la carnicera.


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