Como recordamos, Anne es enviada de vuelta al orfanato, pero al llegar recuerda lo mal que la trataban ahí y prefiere quedarse a dormir en el patio. A la mañana siguiente, al ver al repartidor de leche, se le acerca y lo convence de que la lleve hasta la estación de tren, donde comienza a recitar poemas a cambio de dinero para poder pagarse un viaje a su pueblo natal.
Por su parte, luego de viajar en una carreta de frutas, sufrir un accidente que le dejó herida la cabeza y pasar la noche sin techo, Matthew al fin logra entrar al orfanato, solo para darse con la sorpresa de que Anne no está ahí. Por fortuna se encuentra con el repartidor y este le cuenta donde dejó a la niña. Ya en la estación, Anne no quiere saber nada de él, pero Matthew la convence de volver al referirse a ella por primera vez como su hija,
De vuelta a Green Gables, la señora Marilla no sabe cómo expresar su arrepentimiento y prefiere callar y hacer como si nada hubiera pasado. Más tarde, todas las familias del pueblo se reúnen para tener un picnic y ni bien llega Anne, todos se ponen a criticarla y comentar su huida. La niña no puede más y corre a esconderse debajo de un árbol. Marilla le encuentra llorando y recién entonces le abre su corazón y le pide que la perdone. Habiendo hecho las paces, Anne está lista para escribir su nombre en la Biblia de los Cuthbert y así marcar oficialmente su ingreso a la familia.
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