Tan regularona fue que pasó desapercibida por todos, excepto por una persona: John Carpenter, a quien no le hizo ninguna gracia que esta película se presentara como una "idea original" del señor Besson, cuando el parecido con 1997: Escape de Nueva York es demasiado evidente:
Básicamente han cambiado la ciudad por el espacio, al Presidente por su hija y a Snake Plissken por alguien con menos gracia, y ya, como nueva. Y ahora por esta jugada el director francés y su productora EuropaCorp acaban de ser condenados por plagio y deberán pagar una indemnización de 80 mil euros, los cuales se repartirán entre Carpenter, el guionista Nick Castle y la productora StudioCanal (que actualmente maneja los derechos de Escape de Nueva York para Europa).
Por supuesto que unos 80 mil euros no son nada en el mundo del cine, pero al menos este incidente nos deja claro que con el papá de Michael Myers no se juega. Ah, y por si a EuroaCorp le falta dinero, pues ya tiene preparada otra innecesaria secuela de El Transportador:
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