Llegamos al segundo capítulo de esta última temporada y la muerte del sheriff de Ozark comienza a causarles problemas a todos los personajes, incluso a aquellos que no tuvieron nada que ver con su deceso. A Ruth, por ejemplo, le malogran su negocio, porque los de la Mafia de Kansas, los camioneros que iban a mover la droga de la señora Snell, temen que sea el inicio de una guerra con Navarro y prefieren salirse de todo.
Así las cosas, Ruth trata de vender la droga por su cuenta, ofreciéndosela primero a un chef ricachón que anda metido en cosas turbias, pero a la señora Snell le entra otra vez la locura en medio de las negociaciones y al final no logra vender nada. El negocio continúa estancado.
Por su lado, Marty logra convencer a la agente Miller de que se reúna personalmente con Navarro para negociar su inmunidad y la lleva a su casa unos días para que los narcos pasen por ella desde ahí (así no tiene que revelar la ubicación de su departamento). El problema llega cuando oooootra vez el detective que anda buscando a Helen se aparece sin avisar y comienza a molestar a Marty. (Y yo digo, ¿Por qué no ponen una cerca electrificada alrededor de esa casa? Todo el mundo se mete a la hora que le de la gana).
Miller entonces se da cuenta de que a Helen la han jubilado a plomazos y dice "Yo no voy a ver a ese Navarro". Wendy se molesta porque le están arruinando la posibilidad de salirse para siempre del mundo narco y amenaza a la detective con que algo muy malo le puede pasar a ella y a su hijo recién nacido si cancela la reunión.
Así las cosas, Miller acepta que le pongan una bolsa en la cabeza y la llevan a ver a Navarro.
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