Buscando las llaves de un veneno saludable...

Cuando vivía en Argentina me gustaban los días de tormenta. No iba mucha gente a la escuela, así que no tenía que pelear con nadie (o al menos no con tantos como en días normales... pero esa es otra historia) y como los profesores no podían hacer clase debido a la baja asistencia, nos dejaban ir a donde quisiéramos. La mayoría iba a webear por los pasillos. Yo iba a la biblioteca, me encantaba ese lugar, tenía libros que normalmente no te esperas encontrar en las estanterías de un colegio estatal, desde novelas de terror hasta relatos sobre avistamientos de ovnis. Fueron épocas de mucha lectura, pero hay dos obras que recuerdo con especial cariño.

Y curiosamente las dos pertenecen a la misma editorial...

La primera es "Las llaves del tiempo" de Pedro Cazes Camarero, una novela de suspenso y ciencia ficción con muchos toques de humor en la que se nos narra la historia de un científico descubridor de una formula que podría prolongar la vida humana, hasta casi hacerla eterna, y su lucha contra una organización internacional que pretende robarle su investigación a cualquier costo. Hasta ahí ya era un argumento bastante interesante, pero entonces se introduce una historia de amor en paralelo, entre el científico y la hija de su mejor amigo... de tan solo doce años... que además se llama Alicia... Entonces hallar el secreto de la vida eterna deja de ser algo puramente científico y se convierte en una meta personal, pues creen que cuando a la gente les deje de importar la edad, ya nadie tendrá reparos con su romance.

La segunda es "Un veneno saludable" de Marcelo Birmajer, la historia de un joven publicista que por escapar del servicio militar termina viviendo en la calle y buscando asilo primero con un grupo de fanáticos religiosos y luego con los mentalmente perturbados miembros de un circo ambulante. Fue una lectura realmente muy entretenida, me recordó bastante a "El guardián entre el centeno" por lo mismo de tener a un protagonista perdido, física y metafóricamente, y tratando de encontrarse en las oscuras calles de la ciudad. Y también le llegué a tomar mucho cariño al protagonista, cuyo nombre nunca se menciona, y me entristeció llegar al final, cuando acepta que "murió", que es un simple mortal.

Son dos libros que lo más probable es que nunca vuelva a leer, no porque no quiera, sino porque no los encuentro, ni física ni virtualmente. En Google Books solo hay unos cuantos capítulos escaneados de ambas novelas, y bueno, eso es lo que quiero compartir con ustedes. Hablamos.

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