Cementerio General 2, o como ser mejor pero seguir mal

Para mí, el director Dorian Fernández-Moris es algo así como la selección nacional de fútbol: emociona la posibilidad de que triunfe, pero en el fondo todos sabemos que la va a cag@r.



Ya ha realizado cuatro película en solo un par de años, se ha convertido en uno de los directores más prolíficos que ha dado esta nación, y sin embargo siempre encuentra la forma de hacer que proyectos prometedores terminen quedando para el olvido.

En el caso de Cementerio General 2 son tres los problemas principales que arruinan lo que de otra forma pudo ser algo memorable. Y el primero de ellos radica precisamente ese "2" que tiene al final del título. 

Mira, la película original, estrenada en el 2013, habrá sido un éxito de taquilla, pero nadie puede negar que fue una obra fallida, una comedia involuntario que NO merecía una secuela, merecía que la quemen y la echen al río. Peeeeeeeeeeeeeeeero, como el dinero manda, pues aquí tenemos una segunda entrega, que si bien es superior a nivel técnico y artístico, sufre por el mismo hecho de ser una segunda parte: el guión, en vez de centrarse en sus puntos más interesantes, como son la secta satánica y el demonio al que quieren despertar, se enreda, se entorpece y aburre cada vez que quiere establecer una conexión con la película anterior. 

¿No hubiese sido más fácil hacer una secuela completamente independiente?


Segundo. Que le hayan dado papeles pequeños a personajes de la farándula para atraer a las masas, es algo que se puede comprender y hasta aceptar. Lo que no es comprensible de ninguna manera es que le hayan dado toda una escena a Leslie Shaw con el único fin de que muestre las tetas y se muera. Es una escena tan innecesaria, tan inútil para el desarrollo de la trama, que más parece parte de otra película que terminó aquí por error.



Último y no menos importante, Cementerio General 2 solo conoce una forma de dar miedo: el clásico "pasa algo raro y te reviento el oído con violines para que sepas que deberías asustarte". Funciona una vez, lo admito, quizás dos, pero abusan tanto de ese recurso, incluso dentro de una misma escena, que pronto pierde todo el impacto y llega un momento en que ya estás harto de tantos malditos violines.


Y aun así creo que hay que mantener la fe, como en el fútbol. Poco a poco, Fernández-Moris está puliendo sus errores (cada vez se rodea de mejores actores y mejores guionistas) y sé que algún día hará un largometraje que deje satisfechos a todos sus espectadores, aunque sea de pura chiripa y sin darse cuenta.

Datos Adicionales:

- Hay un susto reciclado de Secreto Matusita.

- En una escena se puede escuchar un diálogo de Desaparecer.

- En una tumba del cementerio se puede leer los apellidos del director.

- Nunca queda claro cual es el hecho traumático que tanto afecta al niño protagonista y no sé si es que se les olvidó eso o lo dejaron a la libre interpretación del público.

- Antes de empezar la función se puede ver el primer trailer de No estamos solos, cinta de Daniel Rodriguez Risco a estrenarse el siguiente año. Aquí el teaser:


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