AHS: Hotel, capítulo 7 Flicker [Resumen]


Iniciamos este nuevo episodio de American Horror Story y nos encontramos con el detective Lowe internándose a sí mismo en un hospital psiquiátrico, completamente abatido por la ruptura con su esposa, el miedo que ahora le tiene su hija y su obsesión con el trabajo que lo llevó a pelearse con el único amigo que le quedaba. Sin embargo, aunque es paz lo que busca, su obsesión vuelve una vez más cuando se entera que el único sospechoso de los crímenes basados en los diez mandamientos está ahí también encerrado en ese lugar.

Pero como sabe que nunca lo dejarán verlo, espera la noche y entra al pabellón de máxima seguridad a la fuerza, dejando inconsciente al guardia de vigilancia. Una vez dentro, llega a la habiación del sospechoso y a quien encuentra es... uno de los niños vampiro de la Condesa.


Wren se llama y dice haber atestiguado cada uno de los asesinatos e incluso haber participado en algunos de ellos. John le aclara que ella no tiene culpa de nada, que fueron las circunstancias, y la convence de llevarlo a la guarida del asesino. Ya fuera del hospital, cuando Wren comprende por completo cuales son las intensiones de Lowe, se lanza a sí misma contra un camión, no sin antes mencionar el nombre del Hotel Cortez.


Del otro lado, las reparaciones en el hotel descubren un viejo pasillo cubierto de acero en donde dos criaturas habían estado encerradas durante largo tiempo. Esto provoca que la Condesa reviva viejos recuerdos, de cuando era actriz en los años 20 y conoció a un joven actor italiano y a su novia rusa (que en realidad es americana pero se hace pasar por rusa para hacerse la "exótica") y comenzaron una relación de a tres. Es el italiano quien después de un largo viaje y una falsa muerte, regresa con el virus vampírico, contagiado por nada más y nada menos que Murnau, el director alemán creador de Nosferatu, quien al estar haciendo una investigación para realizar dicha película se terminó convertiendo a sí mismo en vampiro, gracias a una tribu de chupasangres que encontró en los Montes Cárpatos. 


Ya infectados los tres, deciden huir muy lejos y vivir felices por siempre, pero no cuentan con la astucia del señor James March, legítimo esposo de la Condesa, que al enterarse de sus planes, manda a unos matones a que atrapen al italiano y la falsa rusa y los encierren en uno de los pasillos sin salida de su hotel, detrás de una pared de ladrillos y otra de acero, donde sus gritos no sean escuchados jamás. 


Son ellos los que escaparon con la remodelación del hotel, furiosos y llenos de sed, y lo que hagan a partir de ahora con su libertad, es lo que veremos en el siguiente capítulo, a estrenarse dentro de dos semanas.


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