Valiente Amor: Capítulo 1 [Reseña]


¿Qué tal, amigos? El día de hoy nos toca ver la milésima novela de Michelle Alexander acerca de provincianos pobres que deben casarse con gente blanca y con plata para ser felices. Full racismo encaletado, señores. La historia comienza con Rita, una muchacha cusqueña que va a una fiesta, conoce a un turista que le dice un par de cosas bonitas y cinco minutos después ella ya le está mintiendo a su padre para poder escaparse a escondidas con el gringo. O sea, si esa es la representación que nos dan de la mujer cusqueña, pues ya vamos mal.


Lo que sigue son unas interminables secuencias de ellos dos caminando por los lugares más turísticos de la zona entre canciones de William Luna, sonrisitas y jueguitos de niño (aunque ambos ya deben pasar los treinta años, por lo menos). Como sea, que en una de esas se detienen a ver el paisaje y Rita se pone en plan Maestro Yoda y comienza a decir un montón de sonseras místicas que solo sirven como excusa para que ella le regale un collar al gringo, que supongo que más tarde tendrá alguna relevancia, espero.


A la mañana siguiente la parejita continúa con su aburridísimo paseo a ritmo de William Luna cuando de pronto llega una tormenta y si, se ponen a tener sexo ahí en medio de la lluvia y el barro, y aún así al amanecer están limpiecitos y bien peinados.

Antes y después
A partir de aquí, de la nada, de la absoluta nada, nos sacan una historia de que el papá de Rita tiene unas tierras y una señora de Lima se las quiere quitar porque antes eran de su papá ¿Y adivinen quien es el abogado de esa señora? Pues el gringo ¡Oh, qué gran coincidencia! ¡Qué chiquito es el mundo! ¡Y qué vagos son los que escribieron esta webada!

Y habla con el retrato de su padre, como Batman
Espera, espera, ¿Entonces el gringo había estado tonteando todo este tiempo cuando debería haber preparado un juicio? Sí, y por eso perdió, y le ordenan que regrese a Lima. Pero él comienza a recordar lo que vivió junto a Rita (aunque en realidad no hay nada muy significante, salvo lo del sexo) y decide quedarse para siempre con ella, solo para que cinco segundos después reciba la llamada de su esposa diciéndole que va a tener otro hijo y entonces sí ya se quita. Claro, porque a un hijo y a una esposa sí podía abandonarlos ¿Pero a un recién nacido? No, eso sí sería cruel.


Un mes después Rita descubre en una revista de chismes que su gringo está casado y entonces comienza la patética escena del llanto y el "Me engañó, me engañó...". Y la verdad no sé de qué se sorprende, si ellos dos apenas tuvieron un choque y fuga de un par de días y ella jamás le preguntó si tenía familia en Lima. La próxima no seas tan inocente, pues hijita.


Lo peor es que Rita está embaraza, y en vez de ir a buscar al gringo, golpearlo hasta la muerte por pendejo y quitarle hasta el último céntimo de su cuenta bancaria, prefiere quedarse callada y mantener a su hija por sí misma. Muchos dirán "Oh, qué valiente". Yo digo "Oh, qué estúpida". Tú, madre soltera, tienes todo el derecho del mundo a exigir una pensión por alimentos, no le hagas caso a esta basura de novela.


Pasan nueve años, Rita no ha envejecido absolutamente nada (más vagos en el departamento de maquillaje) pero su hija Valentina sí se ha hecho una niña grande, estudiosa y muy curiosa de su pasado. ¿Y qué le dice Rita cuando le pregunta por su padre? Pues le miente, le dice que era piloto y se accidentó ¿No que le ibas a enseñar a ser una niña fuerte e independiente? ¿No hubiese resultado más beneficioso para ella que le dijeras que su padre fue un cobarde y por eso no debía confiar tan fácilmente en las palabras bonitas de un desconocido? No, si, le dijera eso, ya no habría novela.


Entonces, cuando parece que todos viven felices en sus mentiras, regresa a escena la vieja pituca que quería las tierras de Rita, pero al no obtenerlas en un juicio de NUEVE AÑOS, decide hacer lo que hacen normalmente las villanas de telenovela en sus momentos de frustración: mandar a quemar el lugar.


Esta escena, debo admitir, si está bien hecha, en serio quemaron una casa de campo, yo esperaba horrendos efectos digitales, pero me sorprendió. Y si, Valentina queda sola en este mundo al igual que Marimar después de que sus abuelos murieran de la misma manera (y creo que por las mismas razones). Bueno, ya nos veremos en el siguiente capítulo.



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