El Exorcista [Capítulo 8: Los portadores del dolor]


Casey al fin es encontrada por su familia, pero el demonio dentro de ella sigue siendo fuerte, demasiado, al punto de que ahora puede manipular y dañar a cualquiera con solo mirarlo. Tanto Kat como el señor Rance salen heridos de esa habitación, y Angela les ordena regresar a casa y alistar las maletas para fugar apenas haya terminado el exorcismo (recuerden que Casey todavía tiene que responder por los dos hombres asesinados en la ambulancia).


Después de una larga discusión, con golpes incluidos, ambos sacerdotes aceptan que Angela participe en la ceremonia, confiando en que al haber derrotado al demonio antes, tendría la fuerza suficiente para repelerlo. No es así. Angela es enviada de vuelta al pasado, al momento cuando todavía era Regan y se comunicó por primera vez con el "Capitán Howdy"


Al regresar, el ritual es finalmente completado y Casey está se encuentra en control de su cuerpo. La familia Rance se prepara para escapar, Tomas y Marcus salen por unas cervezas, la policía se entera de un complot contra el Papa, todo parece ir bien con el  mundo. Pero nada nunca es tan fácil. Al regresar a la iglesia, Tomas se encuentra a Jessica junto a su esposo, la maldita le ha contado todo y el tipo amenaza con buscar a sus superiores y contarles sobre su falta de apego al celibato.


Por su parte, el padre Bennett, luego de haber sanado sus heridas y llamado a la policía, se reúne con el Cardenal Guillot para contarle sobre la secta maligna que rodea al Papa, y este lo premia ordenando a sus hombres que le pongan una bolsa de plástico en la cabeza y lo maten.


De vuelta a la caza de los Rance, Angela y su madre tienen una pequeña discusión que poco a poco va subiendo de tono, hasta darnos cuenta de que el mal no se ha ido, solo ha cambiado de cuerpo.


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