The Alienist, Capítulo 10: Castillo en el Cielo [Final de Temporada]


Después de un tiempo en crisis, el doctor Kreizler al fin se anima a pedirle disculpas a la señorita Howard y de paso contarle su triste secreto: cuando era pequeño su padre alcohólico le rompió el brazo derecho y así quedó desfigurado e inútil para siempre. Sara ve que el doctor está a punto de quebrarse frente a sus ojos y también le revela su propio secreto: fue ella quien ayudó a su padre a suicidarse, lo encontró con la pistola en la mano y juntos apretaron el gatillo.

Ya con los ánimos renovados, Kreizler acude a la escena del último crimen, donde descubre que la victima conserva sus dos ojos, a diferencia de los anteriores casos. Luego acude al departamento del asesino, John Beecham, donde encuentra un mapa de las alcantarillas de la ciudad. La teoría es que  ya no se mueve por los tejados sino por debajo de la tierra, pero para el doctor hay algo más ahí.



Llega el día de Juan el Bautista y la policía se dispone a vigilar los edificios más altos de la ciudad. Sin embargo Kreizler prefiere asistir a la ópera con su amigo Moore, quien no deja de repetirle que deberían estar buscando al asesino. Pero todo se trata de una estrategia de distracción. Llegado el momento más ruidoso de la obra, Kreizler abandona el lugar junto a su amigo y le explica que quiere atrapar a Beecham antes que las fuerzas del orden.


Se dirigen al depósito de agua de la ciudad y se encuentran al asesino con un niño en brazos. Ambos lo persiguen y se enfrentan a él en la oscuridad. El primero en caer es Moore, quien queda golpeado e inconsciente. Por su parte, Kreizler trata de razonar con Beecham, pero es imposible. Nada parece detener la realización de un nuevo crimen, hasta que el ex policía Connor, quien había seguido la carroza del doctor, ingresa al lugar y mata a Beecham de un disparo en la espalda. Pero hasta ahí llegan sus buenas intenciones. No piensa dejar sobrevivientes, planea matarlos a todos, incluido el niño, y decirle a la policía que cuando llegó al lugar el asesino ya se había encargado de ellos. Es entonces que aparece la señorita Howard y frustra sus intenciones disparándole en el estómago.

Kreizler se arrastra hasta donde está Beecham y le ruega que le cuente por qué hizo todo lo que hizo, pero ya es demasiado tarde. Pasan los días, el cerebro del asesino es revisado pero no se encuentra nada raro en él, era un hombre físicamente sano y las razones de su comportamiento asesino quedarán por siempre en el misterio.

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