Como vimos en el capítulo anterior, Lidia descubrió que Doña Carmen estaba en tratos con un funcionario del gobierno llamado Damián Aguirre y que este iba a salir de España junto a su esposa y un bebé. Así que inmediatamente busca a Carlos y juntos salen a la estación de tren, donde encuentran a la pareja, pero todo se sale de control cuando Lidia saca una pistola y amenaza con dispararles. Carlos, tratando de calmar la situación, revisa al bebé y descubre que no es su hija. Más decepcionado que nunca, abandona definitivamente la búsqueda.
Pero Lidia no cede tan fácilmente y logra que la esposa de Aguirre le cuente algunas verdades. Resulta que Octavio Monsalve, jefe de su marido, estaba chantajeando a Uribe con cierta información y que ambos habían quedado en reunirse en la sacristía de la iglesia durante la boda de Lidia, y fue ahí cuando comenzó el incendio.
Sabiendo ya a quien más interrogar, Lidia acude a la oficina de Uribe, descuelga su teléfono sin que él se de cuenta y con la ayuda de Ángeles logra transmitir toda su conversación a nivel nacional a través de la radio de Carlos. Uribe confiesa fácilmente. Monsalve le pedía dinero a cambio de no revelar que seguía casado en Argentina, pero cada vez pedía más y más, y cuando llegó su reunión en la iglesia, ambos forcejearon y Uribe lo mató por accidente. Sin embargo, dice no saber nada sobre quien inició el incendio o el rapto de la bebé. La policía llega pronto a llevárselo, mientras que Lidia y Carlos se lamentan y deciden aceptar finalmente que su hija está muerta.
Pero lo que ellos no saben es que realmente está viva y que Doña Carmen la tiene escondida en un convento.
Por otro lado, a Julio no le convence el trabajo de almacén que le consiguió Marga y prefiere hacerse pasar por su hermano Pablo en el área de contadores. El problema llega cuando le piden hacer un informe y Marga tiene que hacerlo ella misma para que no lo despidan. Para su sorpresa, el jefe del área queda encantado con su reporte y decide ascender al falso Pablo.
Paralelamente, Carlota habla con Carlos y adquiere un espacio en su radio para darle voz a Las Violetas, su club de telefonistas revolucionarias.
Y por último, Francisco vuelve a encontrarse con Perla y le da trabajo en el cabaret para que pueda ayudar a su familia y ya no tenga que andar robando. ¿Será buena idea confiar en ella?
Pero Lidia no cede tan fácilmente y logra que la esposa de Aguirre le cuente algunas verdades. Resulta que Octavio Monsalve, jefe de su marido, estaba chantajeando a Uribe con cierta información y que ambos habían quedado en reunirse en la sacristía de la iglesia durante la boda de Lidia, y fue ahí cuando comenzó el incendio.
Sabiendo ya a quien más interrogar, Lidia acude a la oficina de Uribe, descuelga su teléfono sin que él se de cuenta y con la ayuda de Ángeles logra transmitir toda su conversación a nivel nacional a través de la radio de Carlos. Uribe confiesa fácilmente. Monsalve le pedía dinero a cambio de no revelar que seguía casado en Argentina, pero cada vez pedía más y más, y cuando llegó su reunión en la iglesia, ambos forcejearon y Uribe lo mató por accidente. Sin embargo, dice no saber nada sobre quien inició el incendio o el rapto de la bebé. La policía llega pronto a llevárselo, mientras que Lidia y Carlos se lamentan y deciden aceptar finalmente que su hija está muerta.
Pero lo que ellos no saben es que realmente está viva y que Doña Carmen la tiene escondida en un convento.
Paralelamente, Carlota habla con Carlos y adquiere un espacio en su radio para darle voz a Las Violetas, su club de telefonistas revolucionarias.
Y por último, Francisco vuelve a encontrarse con Perla y le da trabajo en el cabaret para que pueda ayudar a su familia y ya no tenga que andar robando. ¿Será buena idea confiar en ella?
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