Francisco se aparta de Lidia y le dice que aquel beso fue un error, lo cual hace que ella se hunda todavía más en su tristeza, toma una botella de alcohol y se encierra sin darle importancia a los grandes, grandísimos problemas que pasan a su alrededor.
Gracias al rápido actuar de sus compañeras telefonistas, Carlota se salva de ser ultrajada por los llamados "Caballeros del Orden", pero la policía sigue sin querer brindarle protección. Traumatizada por lo ocurrido, decide romper su promesa de no responder a la violencia con más violencia y entabla contacto con un grupo de activistas radicales quienes aceptan darles una paliza a los "caballeros" a cambio de una suma de dinero para costear un atentado contra la reina. Y sí, nuevamente nuestras protagonistas solucionan un problema causando otro más grande.
Y Ángeles no se queda atrás, pues para solucionar el problema de haber sido descubierta por Guzmán, decide convertirse en su nueva aliada y brindarle información secreta de la policía, así que ahora está atrapada entre dos bandos y sin ninguna salida a la vista.
De vuelta al convento, Elisa se vuelve loca y le grita a su madre por haberle hecho creer que su hermano estaba muerto para convencerla de robarse a una niña. Una monja escucha esto y trata de contactarse con Lidia, pero como ella todavía anda perdida por ahí, tarda en enterarse, y cuando va al convento en busca de su hija, Doña Carmen ya se la ha llevado junto con Elisa. Nuevamente decepcionada y triste, Lidia regresa a su habitación, solo para encontrarse con un mantón, el mismo que liquidó a Uribe, listo para encargarse de ella también.
Gracias al rápido actuar de sus compañeras telefonistas, Carlota se salva de ser ultrajada por los llamados "Caballeros del Orden", pero la policía sigue sin querer brindarle protección. Traumatizada por lo ocurrido, decide romper su promesa de no responder a la violencia con más violencia y entabla contacto con un grupo de activistas radicales quienes aceptan darles una paliza a los "caballeros" a cambio de una suma de dinero para costear un atentado contra la reina. Y sí, nuevamente nuestras protagonistas solucionan un problema causando otro más grande.
Y Ángeles no se queda atrás, pues para solucionar el problema de haber sido descubierta por Guzmán, decide convertirse en su nueva aliada y brindarle información secreta de la policía, así que ahora está atrapada entre dos bandos y sin ninguna salida a la vista.
De vuelta al convento, Elisa se vuelve loca y le grita a su madre por haberle hecho creer que su hermano estaba muerto para convencerla de robarse a una niña. Una monja escucha esto y trata de contactarse con Lidia, pero como ella todavía anda perdida por ahí, tarda en enterarse, y cuando va al convento en busca de su hija, Doña Carmen ya se la ha llevado junto con Elisa. Nuevamente decepcionada y triste, Lidia regresa a su habitación, solo para encontrarse con un mantón, el mismo que liquidó a Uribe, listo para encargarse de ella también.
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