Como vimos en el capítulo anterior, Lidia llega a su habitación y se encuentra con uno de los matones de Doña Carmen, quien le pone una soga al cuello y prepara una falsa escena de suicidio, pero ella valientemente se le enfrenta y logra quitarle su pistola. Es entonces que, para suerte del matón, llega Elisa, recién fugada de las garras de su madre, y Lidia se olvida de apretar el gatillo. Tiene otros asuntos más importantes que arreglar. Ambas mujeres van juntas a la centra telefónica, donde el rey de España está dando una visita, y frente a él le ordenan a Doña Carmen que devuelva el bebpe robado. Pero todo eso pasa a un segundo plano cuando un grupo de extremistas toma el edificio y amenazan con hacer estallar todo si el rey no firma su renuncia al trono.
Carlota se da cuenta de que ella conoce a los extremistas, les pagó para que golpearan a "los caballeros del orden" en el capítulo anterior, y se acerca a ellos haciéndoles creer que está de su lado, para ver si así puede ayudar a sus compañeras capturadas.
Por otro lado, en medio de la toma de rehenes, Julio se encuentra con Marga y le hace una confesión inesperada, de verdad ha comenzado a sentir algo por ella, aunque tiene bien en claro que no es correspondido.
En la otra esquina, Ángeles también aprovecha la situación para confesarse, le dice al Inspector Cuevas que Guzmán la está amenazando con hacerle daño a su hija si no le da algún dato oscuro sobre él. Cuevas comprende la gravedad de la situación y aunque Ángeles se niega a escucharlo, le da la información que necesita para salvar a su hija, un secreto para arruinarle la carrera: Cuando era joven, Cuevas abandonó el ejército en plena guerra, desertó.
Y para terminar, Carlos se encuentra con su madre y le reclama por haber hecho algo tan horrible como secuestrar a su pequeña. Doña Carmen no puede con el rechazo de su único hijo y le revela que Eva está en manos de su secretaria, Miriam, en la estación del tren. A Carlos ya no le importa nada la toma de rehenes, solo quiere ver a su hija, camina hacia la puerta del edificio y le disparan.
Carlota se da cuenta de que ella conoce a los extremistas, les pagó para que golpearan a "los caballeros del orden" en el capítulo anterior, y se acerca a ellos haciéndoles creer que está de su lado, para ver si así puede ayudar a sus compañeras capturadas.
Por otro lado, en medio de la toma de rehenes, Julio se encuentra con Marga y le hace una confesión inesperada, de verdad ha comenzado a sentir algo por ella, aunque tiene bien en claro que no es correspondido.
En la otra esquina, Ángeles también aprovecha la situación para confesarse, le dice al Inspector Cuevas que Guzmán la está amenazando con hacerle daño a su hija si no le da algún dato oscuro sobre él. Cuevas comprende la gravedad de la situación y aunque Ángeles se niega a escucharlo, le da la información que necesita para salvar a su hija, un secreto para arruinarle la carrera: Cuando era joven, Cuevas abandonó el ejército en plena guerra, desertó.
Y para terminar, Carlos se encuentra con su madre y le reclama por haber hecho algo tan horrible como secuestrar a su pequeña. Doña Carmen no puede con el rechazo de su único hijo y le revela que Eva está en manos de su secretaria, Miriam, en la estación del tren. A Carlos ya no le importa nada la toma de rehenes, solo quiere ver a su hija, camina hacia la puerta del edificio y le disparan.
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