Las Chicas del Cable, Capítulo 33: La Guerra [Resumen]


Ok, han pasado 8 años desde que Lidia se fue a Estados Unidos con Francisco y Eva. Y no solo eso, sino que en el transcurso de ese tiempo, también adoptó a Sofía, la hija de Ángeles, quien se quedó sola al morir su abuela. Todos juntos formaron una familia y vivieron felices en Nueva York hasta que Sofía de pronto decide escaparse de casa y luchar en la guerra civil española porque "Hacía mucho que sentía un vacío dentro de mí, ahora sé que solo volviendo a mis raíces puedo llenarlo, que luchando en la guerra podré sentirme realizada". Sí, en serio, eso es lo que le deja por escrito a Lidia antes de irse. La crisis existencial adolescente más exagerada del mundo.

Pero si de decisiones extremas hablamos, obviamente Lidia no se iba a quedar atrás, e inmediatamente decide abandonar a su esposo y a su pequeña hija Eva para adentrarse en la zona de guerra a buscar a su hija adoptiva. Claro que pudo haber llamado a sus amigas en España, pedirles que busquen a Sofía por ella y que la manden de regreso a casa, peeeeeero... Si hiciera eso no habría drama.

Al llegar a Madrid, Lidia se encuentra con una ciudad destruida por los continuos bombardeos y al edificio de la compañía telefónica convertido en la Oficina de Prensa y Censura. Ahí trabajan Pablo y Marga ahora, revisando todo lo que la prensa extranjera escribe sobre la guerra. Por ahí también se pasan Carlota y Oscar, quienes de alguna forma lograron evadir a la policía durante todo este tiempo y convertirse en periodistas internacionales. Lidia les pide ayuda para hablar con los altos mandos de la milicia republicana y es ahí cuando conoce al fotógrafo americano James Lancaster. Este curioso personaje que se la pasa hablando en perfecto español aunque él diga que apenas conoce el idioma, en principio no quiere ayudar en la búsqueda, pero luego de que le roben su cámara acepta llevar a Lidia ante el Coronel, con la promesa de que ella hará lo posible para encontrar al ladrón y que le devuelvan su herramienta de trabajo.

Y el Coronel resulta ser... Carlos. Sí, ¿Cómo demonios alcanzó tal grado en el ejército siendo un civil sin ningún entrenamiento militar y en menos de ocho años? Ni idea. Pero él está muy herido porque Lidia se fue llevándose a su hija y no entiende razones, no piensa ayudarla en nada y a ella no le queda otra opción más que retirarse con las manos vacías.


MIENTRAS TANTO, Sofía llega a la milicia con todos sus sueños de encontrarse a sí misma, hallar el camino, luchar por lo que cree y bla bla bla... Hasta que ve a un militar ejecutando a uno de los prisioneros por venganza y comprende que esto no es un juego de niños. Felipe, uno de los soldados presentes durante la ejecución, le pide que guarde en secreto lo ocurrido, pues sus superiores podrían enfadarse, y a cambio él le ofrece pasar por alto el hecho de que ella consume medicamentos para el corazón, algo que debería dejarla fuera del servicio. Ambos llegan a un acuerdo y se preparan para ir al frente de la batalla.

Lidia se entera gracias a Victoria que su hija adoptiva está a punto de irse a luchar y, en otra de sus brillantes decisiones, decide ingresar al cuartel destruyendo la barrera de seguridad con su auto mientras los de seguridad la reciben a tiros. Y aun así, no llega a tiempo y Sofía se va.

A la mañana siguiente, más enfurecida que nunca, Lidia se presenta la oficina del Coronel Carlos y le pide que la envíe a ella también a la zona de combate. ¿Cómo es que no la arrestaron por irrumpir sin permiso en un centro militar? Ni idea. Carlos le dice que no va a mandarla a ningún lado y si quiere encontrar a Sofía, primero tiene que traer a Eva a suelo español.

POR OTRO LADO, el ejército republicano está tan caído de soldados que deciden reclutar a Pablo y él no haya forma de librarse de eso y se plantea huir. ¿Será que se encuentra a Sofía en las trincheras?

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