Marty recibe la llamada y con ayuda del senador Wilkes consigue sacar al bebé de un orfanato y llevarlo a la casa del secuestrador, donde cree que al fin se acabará esa pesadilla. Pero es entonces que Mason se pone todavía más loco. Comienza a decir que como sabe si ellos no lo van a delatar con la policía apenas se vayan y con la pistola en alto exige llevarse a Wendy otra vez.
Ella trata de calmarlo, se acerca lentamente a él y ¡Zuaj! Le clava un destornillador en la panza. Mason suelta el arma, pero todavía puede sostener a Wendy y amenaza con cortarla usando la misma herramienta.
Marty toma la pistola, le pide que la suelte.
Mason no escucha razones.
Y Marty dispara.
La bala le atraviesa el cuello. Tratan de presionar la herida, pero ya es muy tarde. Mason muere ahogado en un charco de su propia sangre, escuchando el llanto de su hijo. Poco después, su cuerpo es incinerado en secreto en la funeraria. Y desde entonces, el bebé pasa al cuidado de los Byrde.
POR OTRO LADO, Ruth se mantiene alejada de los negocios de Marty y trata de ayudar a su papá con el robo de un bote. Peeeeero el plan que tenía fracasa, no logran robar nada y ella entra en crisis, producto también de la tortura a la que fue sometida en el episodio anterior. Su padre la calma. Ella reposa la cabeza en su hombro y ve que ya es tiempo de volver al plan original: Robar el dinero que Marty.
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