Lo mejor de Day Shift son sin duda sus escenas de acción, muy creativas, muy bien coreografiadas. No por nada está película está dirigida por J. J. Perry, un experimentado doble de riesgo que hace su debut en la dirección con el apoyo de Chad Stahelski, el director de John Wick, en la producción. EL PROBLEMA es que para llegar a la primera gran escena de acción, primero tenemos que pasar por 50 minutos de Jamie Foxx haciendo de Jamie Foxx y Dave Franco haciendo de un personaje sumamente insoportable.
Continuando con el guion, hay un intento de construir un submundo de cazadores de vampiros, al mismo estilo que el submundo de asesinos de John Wick, pero es bastante deficiente. Primero nos dicen que los vampiros están por todos lados, incluso a punto de dominar países enteros, pero al mismo tiempo parece que nadie conoce de su existencia y solo hay una agencia de cazavampiros para pelear contra ellos en todo el mundo. PERO LUEGO resulta que también hay gente fuera de la agencia que conoce de los vampiros y trabajan vendiendo sus dientes por miles de dólares, ¿Pero quien quiere comprar esos dientes y para qué sirven? Ni idea.
Algo que sí me pareció interesante del guion es que al principio nos presentan a los vampiros como seres sedientos de sangre, incontrolables, inmorales, indignos de recibir cualquier tipo de misericordia. El mismo protagonista empieza la película entrando a la casa de una anciana y matándola sin más, por el simple hecho de ser beber sangre. Es una vampira, es mala, punto. Pensaba que toda la película iba a seguir esa línea de pensamiento, pero entonces llegamos a la parte final y el protagonista de pronto se da cuenta de que no todos los vampiros son malos y que merecen vivir como cualquiera de nosotros. Esto podría haber servido para un gran momento de reflexión, incluso para reflejar problemas de la sociales... pero no, el guion no llega a eso.
Es una película de acción para pasar el rato. Ya disponible en Netflix.
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