El Blues de la madrastra y la hija, Capítulo 1: Resumen

Ok, comenzamos con este dorama que recién se acaba de agregar a Netflix, se llama "El Blues de la madrastra y la hija" y por ese nombre seguro pensarás que se trata de música o algo así, pero no, nada que ver en realidad. La historia sigue a una niña llamada Miyuki, quien un día paseando por el parque con su padre, se encuentra con la nueva novia y futura esposa de este, una mujer llamada Akiko, quien es una mezcla de Dwight de The Office con Elliot de Mr. Robot. Super intensa. Le quiere dar su tarjeta de presentación a la niña como si de una reunión de negocios se tratase. La pequeña se asusta y no quiere saber nada de ella.

Sabiendo que ha fallado en esta presentación, Akiko da media vuelta y se retira para probar suerte más adelante.

De regreso a casa, Ryoichi, el padre de Miyuki, trata arreglar las cosas con su hija contándole lo maravillosa que es Akiko en su trabajo como ejecutiva de ventas en una megacorporación de metales. Y obviamente, a la niña no podría importarle menos, así que al señor se le ocurre una nueva estrategia para crear en Miyuki la necesidad de tener una madrastra: abandonarla. Sí, un día decide NO pasar por su hija a la escuela después del trabajo y dejarla esperando ahí durante horas, para que empiece a pensar "Oh, ojalá tuviera una mamá que venga por mí". PERO nada sale como él lo planeó.

En vez de quedarse esperando, Miyuki decide llamar a una amiga de la familia, la señora Shimoyama, quien va por ella a la escuela y la recibe en su casa. 

Después de enterarse de que su plan ha fracasado (y recibir una reprimenda de la maestra de su hija), Ryoichi también va a la casa de la señora y ella le empieza a cuestionar por qué quiere casarse tan pronto, si la mamá de Miyuki no tiene ni tres años de fallecida. "¿Tan enamorado estás?" le pregunta y él le contesta "No... Digo, sí, sí..." como dejándonos entrever que quizás exista otra razón por la que quiere comprometerse con Akiko.

Negándose a rendirse, Ryoichi intenta otro plan: no cocinar para su hija y dejarla pasando hambre hasta que acepte una nueva madre. Sí, el padre del año. Pero una vez más las cosas no salen como él quiere y Miyuki vuelve a recurrir a la señora Shimoyama para aprender a cocinar.

Cansada de tanto fracaso, Akiko decide tomar el asunto por cuenta propia y le pide a su pareja que lleve a su hija a un parque de deportes extremos, para que así se asuste en alguno de los juegos y ella pueda ir a rescatarla. El plan parece ir bien, Miyuki tiene que cruzar por encima de un tronco suspendido a varios metros del suelo y a medio camino se le dificulta avanzar. Akiko intenta ayudarla, pero es aquí que una fuerte ventisca las hace caer a las dos, quedando en el aire sostenidas solo por el arnés de seguridad.

Habiendo fracasado de nuevo, Akiko decide hacer algo que por fin tiene sentido: en vez de seguir inventándole problemas a Miyuki, va a buscar algo en lo que la niña tenga problemas de verdad, para así ayudarla con eso y ganar su confianza. Habla con la señora Shimoyama y esta le cuenta que su protegida está sufriendo bullying en la escuela.

Akiko sigue a Miyuki después de clases y efectivamente, ve como un niño la llama fea y le lanza una pelota. Miyuki intenta esquivarla, pero al dar la vuelta se encuentra con su casi madrastra, por lo que vuelve a girar de nuevo y termina recibiendo la pelota en la cara. 

Akiko nota un gesto de preocupación en el niño al ver lo ocurrido e interpreta eso como que él realmente no quería lastimarla. Le da un discurso inspirador a Miyuki y la convence de que vaya a confrontar a su bully. Así lo hace y él le termina confesando que ella realmente no le parece fea, pero que le molesta que no le haga caso. Pequeño psicópata. Ambos comienzan a insultarse mutuamente y Akiko por algún motivo toma eso como una victoria. "Ese asunto ya está solucionado" le dice a su prometido por teléfono. SOLUCIONADO QUÉ, NO HAS SOLUCIONADO NADA!

Pero bueno, la alegría no le dura mucho, porque le llega una llamada de su trabajo diciéndole que todo es un caos porque un repartidor entregó mal unos documentos y bla bla bla... vaina corporativa y vaina corporativa. Ah, sí, Takeru Sato aparece unos minutos haciendo del repartidor y al parecer su personaje será muy importante más adelante.

Pero bueno, que Akiko tiene que irse a China para hablar con un cliente y en el transcurso de eso, Miyuki medita bien sobre todo lo ocurrido hasta el momento y llega a la conclusión de que sí la quiere como madrastra. Es entonces que, con la ayuda de su padre, le escribe una carta formal para decirle que su solicitud para convertirse en madrastra ha sido aceptada y que le confirme si quiere el puesto. 

Es así que al llegar a Japón, Akiko se dirige a la escuela de Miyuki y le hace le baile del vientre frente a todos sus compañeros.

¿EH? ¿QUÉ? Sí, verás... Por algún motivo Akiko pensó que pintarse un pato en la panza y ponerse a bailar haría reír a su futura hijastra... Pero no resulta ser así, y la relación entre ambas vuelve una vez más a cero. 

Pero bueno, así termina este primer episodio, faltan nueve más. Y yo me pregunto ¿En todos van a estar así, peleándose, arreglándose y volviéndose a pelear? Porque si es así, qué pereza... Comenten aquí abajo si sigo resumiendo esta serie.

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