Corpse Party Live Action [Reseña Apocaliptica]


Si eres un fan del anime gore, de seguro que alguna vez has visto Corpse Party: Tortured Souls, una serie de apenas cuatro capítulos que en el año 2013 alcanzó gran popularidad debido a que fue distribuida completamente SIN CENSURA y con escenas de violencia extrema muy difíciles de olvidar. Pero lo que sí es fácil de olvidar es su adaptación al cine de imagen real estrenada en el año 2015 y actualmente disponible en Netflix:



La historia es básicamente la misma: un grupo de estudiantes hacen un conjuro de la amistad y terminan siendo enviados a una dimensión paralela donde su escuela está infestada por fantasmas sedientos de sangre. La cuestión es que está tan pobremente adaptada, tanto a nivel técnico como artístico, que por momentos parece que estamos viendo una película hecha por un grupo de fans en su tiempo libre. La escuela, como escenario, está completamente desperdiciada, no tiene nada del ambiente oscuro y enfermizo que tenía en el anime, lo que hace que la sensación de peligro sea inferior a cero. Por ahí intentan recrear los momentos gore más emblemáticos de la serie y es entonces cuando más se nota la falta de presupuesto, porque meten unos efectos digitales que ni con paint. De los actores... Si de por sí el principal problema del anime era tener personajes genéricos, pues la calidad actoral de este reparto hace que sus personajes sean incluso más acartonados, genéricos y detestables. La única salvable es la niña que interpreta a Sachiko, que sí se toma su papel en serio.


Y para mi sorpresa, la película no solo fue un éxito, sino que tiene secuela.


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