Mi problema con Guilty Crown


Guilty Crown se puede dividir fácilmente en tres partes, la primera de ellas, considero, la más interesante pues nos presenta a un héroe que sencillamente no quiere ser héroe. Shu es un muchacho tranquilo, callado, cuya única meta en la vida es no llamar mucho la atención, pero como siempre, aparece una chica linda y le cambia el mundo, le da un poder que nunca quiso y lo mete en medio de una guerra en la que le da igual quien gane porque lo único que quiere es regresar a casa a seguir editando videos para youtube. Y si llega a pelear para un bando, pues solo lo hace para sobrevivir o porque quiere hacer algo para impresionar a la waifu de turno. Punto. Vivir y follar, como todo ser humano. Entonces se crea una tensión ahí, porque no sabemos a qué bando apoyará Shu o qué bando lo traicionará a él, pues al fin y al cabo, todos lo ven como un arma y a nadie le interesa Shu como persona (ya después le van tomando cariño, pero así es al principio).


La segunda parte cambia completamente de tono con respecto a la primera, se deja de lado la acción y la comedia (y el ecchi) para entrar en una historia de supervivencia que parece homenajear a "El Señor de las Moscas". La ciudad en la que transcurren los hechos queda aislada del mundo y los poderes de Shu lo llevan a convertirse en el líder de su escuela, lo que obviamente deriva en que se convierta en un tirano loco paranóico al que solo se le puede detener con violencia. Es algo muy triste en verdad, porque si antes Shu no quería ser un héroe, aquí en serio trata de ayudar a sus compañeros, pero sucumbe ante la presión y todo termina muy mal.


La tercera parte es con la que tengo más problemas, porque, verás, llega el tramo final y de la nada Guilty Crown trata de ser Evangelion en cuanto a pajas mentales se refiere, mezclando la Biblia con virus extraterrestres, más sectas antiguas, más reencarnaciones, más personajes que eran buenos pero que se vuelven malos porque sí... Y hubiera deseado que todo eso encajase, pero no, no lo hace. Y la sensación que queda es "¿Qué carajos acabo de ver?". 

Como sea, si hay algo bueno en este final, es que por fin vemos a Shu redimirse, aceptar sus poderes, aceptar su pasado y hacerse responsable por ellos, aunque le cueste la vida (o la vista).


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