Tardes de Netflix: Travesuras de una Sirena


¿De qué va? Una sirena es enviada fuera del agua para cumplir una importante misión, acabar con la vida de un magnate chino que está destruyendo el hábitat de su pueblo. Pero cuando el amor nazca de inesperadamente entre los dos, ambos deberán decidir de qué lado están.

¿Y qué tal? Si ya antes has visto una película de Stephen Chow, sabes la clase de humor que maneja, y ya deberías tener bien en claro si te gusta o no, porque de eso depende todo: La primera hora de Travesuras de una Sirena (Mei ren yu) es un sin parar de bromas exageradísimas y hasta grotescas (uno de los personajes es COCINADO VIVO), y si no estás preparado para ellas, puede que en muchos momentos te quedes con cara de "¿Qué demonios estoy viendo?". La última parte, el tono cambia de manera drástica, es una cruenta cacería de sirenas, donde la protagonista, Shan (interpretada por la hermosa Yun Lin) sufre de todas las formas en las que es posible sufrir, y su príncipe azul también sufre lo suyo para hallar la redención. Es ahí cuando llega mi primera queja contra esta película: el final, pudo haber sido mejor si cortaban la última escena en donde todo se pone color de rosa. Hubiese ganado mucho en dramatismo. Pero si hay algo que de verdad me decepcionó de esta producción, son los efectos digitales. Chow lleva trabajando con esta tecnología desde sus inicios (¿Recuerdan los tremendos partidos de Shaolin Soccer?), y aún así Travesuras de una Sirena presenta el peor cgi de toda su carrera. El descenso al mar de la pareja protagonista es nefasto.


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