El día que el payaso lloró, la triste historia de un film prohibido


Después de toda una vida encasillado en la comedia y una incursión televisiva totalmente fallida, la carrera de Jerry Lewis a inicios de los años setenta se podía considerar oficialmente en agonía. Pero él se negaba a irse así de fácil, quería dar un último golpe, hacer una película tan arriesgada, tan fuera de lo común, tan lejos de todo lo que había hecho antes, que el público y la crítica se vieran obligados a mirarlo con respeto una vez más. Fue así que se dio a la aventura de dirigir y protagonizar una leyenda conocida como The Day the Clown Cried.


El guión, escrito por Joan O'Brien y vuelto a escribir por el propio Lewis, iba masomenos así: un payaso alemán fracasado y malhumorado termina en un campo de concentración nazi por burlarse de Hitler durante una noche de borrachera, y es en ese entorno de pesadilla que vuelve a encontrar su pasión por la comedia al servirle de entretenimiento a los niños prisioneros. 

Hasta ahí se podría decir que era algo así como La vida es bella de Roberto Benigni, una historia de esperanza en medio del horror. Pero lo verdaderamente controversial llegaba después, en su tramo final, cuando el payaso era requerido por los nazis para ayudar a llevar a los niños a la cámara de gases. Y él... acepta.


Una obra arriesgada sin duda, y que hubiese sido genial ver al completo para poder juzgarla debidamente, lástima que eso no pasará. Jamás. O tal vez sí. Verás... poco antes de terminar su rodaje en Estocolmo, el productor Nat Wachsberger alegó tener problemas económicos, tomó sus cosas y se dio a la fuga dejando a muchos trabajadores sin pagar y obligando a Lewis a seguir la filmación poniendo dinero de su propio bolsillo, con fe en que al tener la cinta lista encontraría la manera de estrenarla.

Solo había otro pequeño detalle: Wachsberger en realidad NUNCA COMPRÓ EL GUIÓN ORIGINAL de Joan O'Brien, solo había tenido conversaciones con la autora y un acuerdo de palabra, por lo que Lewis había estado trabajando todo ese tiempo con algo sobre lo que no tenía ningún derecho.

Pero incluso así, siguió con fe, fue a buscar a O'Brien y le ofreció comprar los derechos, ella pidió ver lo que había filmado y... quedó horrorizada por los cambios que Lewis le había hecho al guión, los cuales consideró ridículos y de muy mal gusto, al punto de calificar el film como un completo desastre y prometer nunca jamás permitir su estreno.


Desde entonces The Day the Clown Cried descansa en una oscura y solitaria bóveda esperando un día hallar justicia. Muy pocos son los elegidos que la han visto completa, y de esos pocos algunos coinciden con O'Brien, otros la consideran una obra maestra de lo involuntariamente macabro. Sea como fuere, al día de hoy se ha convertido en una de esas leyendas del cine de las que se habla y se hablará por años.

Pero como mencioné antes, tal vez nosotros también tengamos una oportunidad. Según informó la revista Times el año pasado, Jerry Lewis donó esta película a la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos para su preservación. ¿El único inconveniente? Pidió que no fuera mostrada hasta el 2025.

Y hasta que ese año llegue, nos tendremos que conformar con este detrás de cámaras en donde podemos ver algunas escenas de la película:



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